4. Relajación con el Guernica.

Fue nuestro primer contacto con el cuadro, en esta sesión aprendimos a contactar con nuestro interior a través de la relajación, ha percibir todas la partes de nuestro cuerpo. La actividad consistió en dejar en blanco nuestra mente mediante unos pasos muy sencillos: cerramos los ojos, nos concentramos en la música y sentimos nuestro cuerpo como un lastre, empezando por el tronco, la espalda, piernas, brazos… hasta llegar a la cara.

Al llegar a este punto, cada elemento de la cara era sentido de manera totalmente independiente. Los párpados se sentían pesados, dando la impresión de no poder abrirlos. La mandíbula era tan pesada que la boca se abría sola como si actuara sobre ella la fuerza de la gravedad. Finalmente la lengua se expandía en la boca quedándose totalmente relajada.

Era imprescindible estar completamente erguido, con los brazos sobre las piernas, las cuales sentían todo el peso del cuerpo.

Para culminar esta sesión, los ojos dejaron de ser pesados para abrirlos lentamente, una vez abiertos completamente, nos concentramos en la primera figura del cuadro que observamos. Con la finalidad de acercarnos al sentimiento que el cuadro intenta transmitir.